“Vine a conocer, a traer a mis hijos que compitieron en el torneo Nacional que se realizó en La Pedrera y ahora los tres estamos participando en el campamento en la ULP”, dijo Juan y se metió en su historia de vida.
“Tuve un accidente de tránsito (perdió el brazo derecho) y tuve que volver a proyectar, a ver qué es lo que podía hacer y que no. Conocí a Eduardo Guzmán, mi entrenador personal, que me permitió reingresar a la vida”, dice Juan y se introduce en el deporte.
“Nunca pensé que iba a llegar a un juego Olímpico, nunca pensé que iba a estar en una competencia, y fue obtener la medalla de bronce para la que trabajamos un montón con los entrenadores y los chicos de la Selección, que me ayudaron a progresar en el nivel”.
Mientras su papá habla, Fabricio, su hijo menor, sentencia: “Mi papá es como un súper héroe”. Y Morena remarca: “Es un orgullo, un ejemplo a seguir, todos los días se levanta temprano, va a al Cenard a entrenar, vuelve y nos acompaña a nosotros a entrenar al gimnasio”.
Samorano dice estar “muy agradecido al deporte porque me ayudó a sostener una familia”. Y afirma: “El deporte me ayudó a poder ayudar a mis hijos a que piensen, a que vean que si yo puedo ellos también pueden”.
Juan deja un mensaje simple y eficaz: “Salgan a hacer el deporte que les guste, pero hagan un deporte”