El acto marcó el día más esperado por los egresados, quienes, con esfuerzo, esmero y dedicación, lograron culminar sus estudios secundarios. Acompañados por familiares, compañeros y autoridades de la Universidad de La Punta (ULP), los graduados vivieron una jornada cargada de emociones.

La directora de Capacitación y Enseñanza Escolar de la ULP, Marcela Ibáñez, explicó que estas ceremonias se llevaron a cabo durante el mes en distintas localidades de la provincia. "Los actos se replicaron en todas las sedes de las EPDA y Escuelas Públicas Digitales Rurales (EPDR), que funcionan gracias al espacio cedido por diversas instituciones educativas", detalló. Asimismo, subrayó el esfuerzo que significó para muchos alumnos completar sus estudios: "Es un momento muy emotivo, ya que la mayoría de los alumnos atravesaron grandes dificultades personales, económicas o familiares que les impidieron estudiar anteriormente. A través de esta modalidad lograron graduarse. Es un gran logro que celebramos con ellos y que conmueve a todo el equipo docente", expresó.

Los estudiantes cursaron entre uno y dos años para completar la currícula y, en cada paso del camino contaron con el apoyo de un equipo interdisciplinario y docente que los ayudó a superar los desafíos académicos y personales. "Uno entiende que, a mayor edad, mayor compromiso social y laboral tienen los estudiantes. Por eso es fundamental motivarlos para que terminen", señaló Juan Manuel Gómez, coordinador de las EPDA.

El esfuerzo y la perseverancia de cada egresado dio sus frutos. Para muchos, terminar el secundario significó alcanzar un sueño largamente postergado, lleno de sacrificios y desafíos superados.

Entre los egresados, Daiana Honorato compartió su conmovedora historia. Estudió en la sede de la ex Colonia Hogar con la profesora Griselda Fernández, a quien considera una figura clave en su logro. "Me dio la fuerza para no rendirme. Encontré en ella la misma motivación que siempre me daba mi mamá", relató. Daiana explicó que abandonó la escuela siendo muy joven, tras convertirse en madre, pero su mamá insistía en que retomara sus estudios. "Mi mamá siempre me buscaba información sobre inscripciones y oportunidades. Cuando finalmente ingresé a la EPDA, ella enfrentaba una grave enfermedad, que resultó en una larga lucha hasta su fallecimiento. Después me hice cargo de mi hermana con discapacidad, lo cual complicó aún más mis estudios", recordó emocionada. Finalmente, agradeció el apoyo de su familia y docentes: "Esto es gracias a Dios, a la ayuda de mi esposo, de mi hijo y al apoyo incondicional de los profesores. Este título significa que puedo con todo en la vida".

Otra de las historias destacadas es la de Margarita Sosa, quien fue madre a los 14 años y, dos años después, tuvo a su segunda hija, que nació con problemas de salud. A pesar de los retos, Margarita logró terminar sus estudios secundarios con esfuerzo y dedicación. "Este logro se lo dedico a mis padres, quienes me guían desde el cielo", expresó conmovida tras recibir su diploma.

Por su parte, Agustín Agüero abandonó la escuela en su juventud por motivos laborales. Hoy, con 25 años, celebra orgulloso de haber terminado el secundario. "Puedo decir que se puede", afirmó. Aunque enfrentó dificultades, especialmente en Matemáticas, contó con el apoyo de sus profesores para salir adelante. Ahora, con su título en mano, planea abrir su propio emprendimiento en barbería y continuar sus estudios universitarios en la Licenciatura en Educación.

El acto de egreso de EPDA no solo reconoció el esfuerzo individual de los estudiantes, sino que también evidenció el impacto transformador de la educación para abrir nuevas oportunidades, incluso en los contextos más adversos.

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